domingo, 14 de junio de 2009

HOTEL VICTORIA


Rendido al cálido aire que respiro
—sombra que se pierde en la sombra—
permanezco quedamente
bajo la marquesina del jardín,
las horas pasan lentas como cigüeñas
mientras una tórrida corriente de aire
hace temblar los pétalos de las surfinias

Los pájaros cruzan el cielo como saetas
y un gorjeo se derrama
entre las palmeras abiertas como plumeros
cuyas nítidas sombras
parecen arañas dibujadas en la pared

La luna es tan solo una tenue pincelada
blanquecina y difuminada
como la primera versión de un poema,
ambos sabemos esperar,
ella a que llegue la noche
yo a que llegues tú con tu caminar pausado
con tu sonrisa de golondrina
te sentarás a mi lado
y preguntarás como siempre
“¿en qué piensas?”
“ya sabes, en mis cosas”, —te diré
y después, iremos juntos a pasear
hasta que la dorada luz del ocaso nos abrace.



Lander Laborde
Primavera 2009