El autobús se adentra
en el corazón de la ciudad
la joven que lo conduce
charla amigablemente
con una mujer del asiento de al lado
—como vas sola
puedo parar donde quieras
Con los brazos en cruz
exclamo desde el fondo del
bus
—¡eh! que estoy aquí
La conductora gira la cabeza
y aguantando la risa a duras
penas
remata la faena
—disculpe
es que como va de azul
le he confundido con los
asientos.