Huyeron del hambre
huyeron de
la sed
y se
ahogaron en la mar
“Estoy aterrorizada”
exclamó la Comisaria de Asuntos de
Interior
“Qué desastre”
dijo el Presidente
“Qué vergüenza”
añadió el Papa
pero no
abrieron las fronteras
los muros permanecen
y nadie
acude a llenar las escudillas del hambre
Mientras el
pueblo de Lampedusa
quiere
acogerlos vivos y no muertos
los mandatarios se rasgan las vestiduras
con una caterva de lamentos inútiles
y el gobierno propone a Lampedusa
para el Nobel de la
Paz
Cruceros de
lujo
con nombres
de fiesta
navegan
en un mar
de cadáveres sin nombre.