Voces negras
sombras sin nombre
huyeron de la guerra
abandonaron los corroídos
calderos del hambre
sobre
piedras quemadas
arrastraron
las penas
y
cruzaron el desierto de la luna roja
nada quebró la voluntad de
llegar al norte
y ahora
—en el frío de la noche—
esperan
esperan y esperan
ocultos en el bosque
el oportuno instante para el
salto
a una ensangrentada valla
de la que cuelgo mis palabras
mis doloridas inútiles
palabras.
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